Destacan participaciones en el capital, la reinversión de utilidades y los instrumentos de deuda.
Luego de casi dos años de crisis política, socioeconómica y sanitaria, la inversión extranjera directa (IED) comienza a entregar señales positivas para el mercado local. Según el Banco Central, entre enero y junio de este año ingresó un flujo neto acumulado de IED del orden de los US$7.681 millones, cifra que equivale al 90% del total registrado el año 2020, y que, además, está dentro de las más altas en la serie histórica 2003-2021. De este monto, el 71,6% corresponde a inversión de origen chino.
Es más, si consideramos sólo el mes de julio, pese a la incertidumbre que entrega el contexto, se registraron US$7.124 millones, produciendo una inversión extranjera acumulada para los primeros siete meses de este año de US$ 14.805 millones, la más alta para el período desde que se tiene registro. De hecho, supera en un 74% todo el flujo que ingresó a Chile el año pasado, cuando la IED cerró en US$8.528 millones.
Así, durante los primeros siete meses del año 2021, el componente más importante del flujo acumulado fueron las participaciones en el capital, con US$8.240 millones; seguida de la reinversión de utilidades, con un registro de US$5.385 millones; y los instrumentos de deuda, que alcanzaron un registro de US$1.180 millones.
Si bien los flujos de inversión extranjera son de naturaleza dinámica, las cifras destacadas anteriormente son una señal de confianza para el país. Se confirma que Chile es un espacio propicio para el desarrollo a largo plazo. De hecho, no es menor que China, durante el primer semestre, haya incrementado en un 26% el monto de sus iniciativas en el país y en un 11% el número sus proyectos, llegando a un total de 30.